¿Por qué Murió Cristo en la cruz?

En el post anterior, en el que hablé de los siete misterios de la Biblia, mencioné que el primer misterio y el que más destaca en las Escrituras es lo que Pablo llama en 1 Timoteo 3:16 «el misterio de la piedad.» 

Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
justificado en el Espíritu,
visto de los ángeles,
predicado a los gentiles,
creído en el mundo,
recibido arriba en gloria. 1 Timoteo 3:16

Este misterio nos revela la primera venida de Cristo, su encarnación, su muerte y su ascensión, siendo el más grande e importante de todos los misterios bíblicos.

Algunos podrían pensar que este misterio se desveló con la venida de Cristo, pero, aunque es cierto que en su primera venida se reveló, quedaron numerosos interrogantes que los teólogos tardaron siglos en responder y que, incluso hoy, continúan siendo objeto de profundo debate.

Surgen, entonces, algunas preguntas:
¿Por qué murió Cristo en la cruz?
¿Fue por un solo motivo o por varios?
Si pagó un precio, ¿a quién se lo pagó?

Y en cuanto a la manera, nos cuestionamos:
¿Por qué tuvo que ser de esa forma?
¿Por qué tanto sufrimiento?

Hoy exploraremos cómo, a lo largo de la historia, los teólogos han ido descubriendo respuestas a estos interrogantes, esclareciendo este fascinante misterio. Te invito a continuar hasta el final, pues es en ese desenlace donde todo cobra verdadero sentido.

Tal vez, antes de ver este post, tenías la idea de que Cristo había nacido y vivido en este mundo para luego morir y resucitar por un único motivo. Nada más lejos de la realidad. 

Solo estoy seguro de una cosa: en la eternidad, exploraremos durante siglos todo lo que Cristo hizo. Este post es un intento humilde de vislumbrar la inmensidad de lo que su vida y muerte significan para el universo.

Para responder a la pregunta de por qué murió Cristo en la cruz, podemos empezar con una de las primeras teorías conocidas: la de Ireneo de Lyon, uno de los padres de la Iglesia más influyentes del cristianismo primitivo. 

Teoría de la Recapitulación

Su contribución es sorprendente por el desarrollo, en una época tan temprana, de la teoría de la recapitulación. Esta teoría explica que Cristo, como el segundo Adán, restaura la creación y hace nuevas todas las cosas. En su propia carne, Cristo resume toda la historia de la salvación, renovando y restaurando la creación, dándole un nuevo comienzo.

La palabra griega para «resumir» fue traducida al latín como «recapitular.» Ireneo toma la idea de San Pablo, pero la desarrolla considerablemente, afirmando que Dios, a través de Cristo, recapitula o rehace toda la creación que había sido degradada y perdida por la caída de Adán. 

Tal como dice Pablo en Romanos 8:

Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Romanos 8:21

El conflicto entre Dios y Satanás por causa del pecado no afecta solo a la Tierra, sino que se extiende a nivel cósmico, y la restauración que Cristo realiza es en todo el universo. 

Así lo dice también Pablo en Colosenses: 

y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas,
así las que están en la tierra como las que están en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Colosenses 1:20

En Efesios, se reafirma al señalar que Dios «reunió todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra.»

9 Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad,
según su beneplácito,
el cual se había propuesto en sí mismo,
10 de reunir todas las cosas en Cristo,
en el cumplimiento de los tiempos establecidos,
así las que están en los cielos como las que están en la tierra. Efesios 1:9-10

Por esto, existe un paralelismo impresionante entre la semana de la creación y la semana de la pasión, cuyos detalles exceden el alcance de este post. No es casualidad, entonces, que la Biblia resalte que “en Cristo fueron hechas nuevas todas las cosas,” tal como lo menciona Isaías en el Antiguo Testamento, al igual que Pablo en 2 Corintios y Juan en Apocalipsis.

Teoría del Rescate

Poco tiempo después surge la teoría del rescate, propuesta por Orígenes, uno de los teólogos y eruditos más influyentes de la iglesia cristiana primitiva. A comienzos del siglo III, Orígenes desarrolló esta teoría, que sostiene que Cristo, como libertador, nos liberó de Satanás, pagándole un precio de rescate.

Aunque la teoría es “imperfecta,” Orígenes estaba en lo cierto al afirmar que Cristo vino al mundo para liberar a la humanidad de la esclavitud del maligno. Sin embargo, no era cierto que para lograrlo debía pagar un rescate a Satanás. 

En su teoría, Orígenes explica que la historia de la humanidad es una batalla entre el bien y el mal, donde Satanás es el gobernante de este mundo, y el hombre, su esclavo, debido a la caída en pecado.

El ser humano, entonces, no podía liberarse por sí mismo y necesitaba ser redimido. Por ello, como dice Mateo 20:28, Cristo vino a liberarnos dando «su vida en rescate por muchos.» 

como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos. Mateo 20:28

Con varios versículos que se refieren a este rescate —como en 1 Corintios 6:20, donde se menciona que hemos “sido comprados por precio”—, Orígenes razonaba: ¿de quién hemos sido comprados? Según su interpretación, debía ser de aquel que nos tenía esclavizados, quien habría fijado el precio.

pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20

Es cierto que Cristo pagó un precio, pues la Biblia está llena de textos que así lo afirman, pero no fue para liberarnos de Satanás. Aunque parece confuso, avanzaremos para comprender cómo esta teoría encajó durante once siglos en el pensamiento cristiano, en parte gracias al prestigio que le dio Agustín de Hipona. 

Este influyente teólogo mencionó la teoría del rescate en algunos de sus escritos, aunque también expresó reservas sobre la idea de que Dios debía pagar un rescate a Satanás.

Esta interpretación de Orígenes fue predominante hasta que, a principios del siglo XI, se arrojó más luz sobre el tema.

Teoría de la Satisfacción

Anselmo de Canterbury, considerado el padre de la escolástica, presentó en el año 1098 la teoría de la satisfacción en su obra Cur Deus Homo? («¿Por qué Dios se hizo hombre?»). 

En contraste con la teoría del rescate, Anselmo rechaza la idea de que Cristo murió para pagar un rescate a Satanás. Para él, esta teoría era insuficiente, planteando que, si Dios le debía un rescate a Satanás, ¿por qué el Hijo de Dios habría tenido que hacerse humano para pagarlo? Además, ¿por qué debería Dios algo a Satanás?

Anselmo desarrolla entonces el concepto de que Cristo, como sumo sacerdote, restaura el honor de Dios y nos acerca a Él. La teoría de la satisfacción expone que Cristo realiza una “propiciación” por nosotros, lo cual significa “aplacar la ira de Dios,” tal como dice en 1 Juan 2:1-2:

1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo. 2 Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 1 Juan 2:1-2

En resumen, esta teoría enseña que el pecado ofende gravemente el honor de Dios, y su santidad destruye todo lo que es pecaminoso en su presencia. La humanidad, debido a su naturaleza finita, no podía ofrecer la reparación necesaria, encontrándose así privada de la presencia de Dios. 

Cristo, siendo Dios y hombre sin pecado, ofreció su obediencia perfecta y su muerte en la cruz, proporcionando una satisfacción infinita.

De este modo, Cristo es el único mediador y puente entre Dios y el hombre, restaurando el honor de Dios y permitiendo la reconciliación de la humanidad con Él, en un acto de justicia y misericordia infinitas. 

La santidad de Dios consume automáticamente todo lo pecaminoso; como dice Romanos 1:

La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. Romanos 1:18

Pero, gracias a la intercesión de Cristo, somos “justificados en su sangre, y por él seremos salvos de la ira,” como dice en Romanos 5:9.

Con mucha más razón, habiendo sido ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Romanos 5:9

A continuación, presento algunos textos que muestran cómo la conducta justa honra a Dios, mientras que el pecado y la desobediencia lo deshonran.

Por supuesto, aquí no terminan los problemas que causa el pecado. Hemos sido liberados de Satanás, y ahora contamos con un Sumo Sacerdote que nos permite reconectarnos con la santidad de Dios. Sin embargo, aún persiste la condena de la ley divina.

Teoría Penal Sustitutiva

Juan Calvino, uno de los reformadores más influyentes del siglo XVI, en su obra Institución de la Religión Cristiana, publicada en 1536, desarrolló la teoría penal sustitutiva. 

Esta doctrina, clave en la Reforma Protestante, enseña que Cristo, como el Cordero, pagó con su propia sangre el castigo que merecíamos bajo la condena de la ley. Así lo afirma 1 Pedro 1:18-19: 

18 pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual recibisteis de vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 1 Pedro 1:18-19

De manera similar a como en el Antiguo Testamento se requería, mediante la fe, un cordero sacrificado como sustituto del castigo merecido por el pecador, Cristo vino como el verdadero Cordero de Dios, sin mancha, para morir en nuestro lugar.

La condena que merecíamos fue atribuida a Cristo en la cruz, y su justicia es imputada a los creyentes. La salvación, entonces, es un don de la gracia divina y no depende de las obras humanas.

Tal como expresa Romanos 8:1-2:

1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, 2 porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Romanos 8:1-2

Gálatas también dice:

Cristo nos redimió de la maldición de la ley. Gálatas 3:13

Aquí abajo dejo otros versículos que explican lo mismo pero con otras palabras.

Estos versículos suelen tomarse para argumentar que los Diez Mandamientos ya no son vigentes, pero esto es un error. Lo que Cristo hizo fue librarnos de la condenación de la ley, lo cual no significa que la ley haya perdido su relación con nosotros. 

Afirmar que la ley de Dios puede ser cambiada o abolida es una mala interpretación del plan de salvación. La cruz de Cristo es, precisamente, la prueba máxima de la inmutabilidad de la ley divina.

Como dato curioso, cabe señalar que la expiación sustitutiva también es conocida como expiación vicaria, ya que «vicario» significa sustituto, es decir, aquel que toma el lugar de otro. 

Así, sabemos que Cristo efectivamente pagó un precio, no a Satanás, sino que enfrentó la condena de la ley celestial. El precio que pagó en la cruz fue su propia sangre, la cual equivale a su vida. Romanos 6:23 lo expresa claramente: 

porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Romanos 6:23

¿Cómo fuimos Liberados?

Volviendo a la Teoría del Rescate de Orígenes, queda una pregunta pendiente. Si sabemos que el precio fue pagado para liberarnos de la condena de la ley y, al mismo tiempo, es indiscutible que hemos sido liberados de Satanás, ¿cómo se efectuó esta liberación?

A lo largo de la historia, varios teólogos rechazaron la teoría del rescate de Orígenes, incluyendo a Gregorio de Nisa, Anselmo de Canterbury y Tomás de Aquino, ya que no podían aceptar la idea de que Dios le pagara un rescate a Satanás. 

Sin embargo, fue Gustaf Aulén, un teólogo sueco luterano, quien ofreció una respuesta sistemática y clara a esta cuestión. Aulén, conocido por su contribución significativa a la teología cristiana, especialmente en el ámbito de la doctrina de la expiación, escribió en 1931 el libro Christus Victor (Cristo el Vencedor), donde reinterpreta la teoría del rescate.

En su obra, Aulén sostiene que, aunque fuimos liberados de Satanás a través de la muerte de Cristo, esta muerte no fue un pago a Satanás, como sugería Orígenes. Argumenta que la Biblia enseña que la liberación se logra, no mediante un precio, sino a través de una victoria en batalla sobre los poderes del mal.

La Biblia ilumina este concepto en pasajes como Colosenses 2:15:

A los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Colosenses 2:15

De igual modo, Hebreos 2:14-15 explica que Cristo participó de la naturaleza humana «para destruir al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo».

14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Hebreos 2:14-15

Satanás poseía un argumento judicial para apropiarse de un mundo de pecado, pero después de la cruz, Cristo tiene un argumento aún más poderoso para recuperar el mundo perdido. 

Este concepto es clave: cada vez que en el cielo se mencionan batallas, triunfos y victorias entre Dios y los poderes del mal, se trata de batallas judiciales, nunca físicas. Las batallas físicas carecen de sentido frente a un Dios Creador todopoderoso.

Continuando con las teorías sobre los motivos por los cuales murió Cristo en la cruz, aún no se ha abarcado la totalidad de ellas.

Teoría Gubernamental

Hugo Grotius fue un jurista, filósofo y teólogo holandés, reconocido como uno de los más destacados teóricos del derecho natural y del derecho internacional. En su libro Sobre la Satisfacción de Cristo, publicado en 1617, desarrolló la teoría gubernamental.

Si la teoría penal sustitutiva explica el porqué de la muerte de Cristo como una exigencia de la condena impuesta por la ley, la teoría gubernamental plantea el motivo por el cual Dios permitió que esta muerte fuera con tanto sufrimiento, ya que era necesario mostrar la gravedad del pecado.

De acuerdo con esta teoría, Cristo, como sacrificio —tal como se menciona en 1 Pedro 2—, cargó con nuestros pecados y, como afirma Isaías 53:4, sufrió nuestros dolores.

Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados! 1 Pedro 2:24

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades
y sufrió nuestros dolores,
¡pero nosotros lo tuvimos por azotado,
como herido y afligido por Dios! Isaías 53:4

El pecado, entonces, no solo es la infracción de una ley; en la Biblia es representado como la lepra, una enfermedad que contamina y degrada al hombre, destruyendo en él la imagen de Dios hasta desfigurarla por completo. 

Según Grotius, el terrible sacrificio de Cristo en la cruz tuvo el propósito de inducir al hombre a odiar el pecado y a apartarse de él. Este concepto se relaciona con la remisión (áfesis), que significa “enviar lejos todas nuestras transgresiones.” Por eso, en Hebreos 9:26 se menciona que Cristo se presentó como sacrificio “para quitar de en medio el pecado.”

De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los tiempos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. Hebreos 9:26

El pecado, además, no solo afecta al individuo pecador, sino que tiene consecuencias más amplias para todo el universo. Grotius sostiene que, al permitir el sufrimiento y la muerte de su Hijo, Dios muestra de manera contundente la gravedad del pecado, ya que la indulgencia o el perdón sin un sacrificio adecuado perpetuaría el pecado mismo.

¿Qué explican estas Teorías?

Estas últimas cuatro teorías explican cuatro de los siete motivos por los cuales murió Cristo, y todas tienen un denominador común: son acciones que Cristo realizó derramando su sangre en la cruz para justificarnos.

  • En la teoría del rescate, el concepto clave es la redención, que significa liberación, pues hemos sido liberados del poder de Satanás. En Colosenses 1:13-14 se afirma: 

13 Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, 14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. 1 Colosenses 1:13-14

  • En la teoría de la satisfacción, el concepto predominante es la propiciación, que significa literalmente “aplacar la ira de Dios.” Romanos 3:23-25 explica: 

23 por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, 24 y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados. Romanos 3:23-25

  • En la teoría penal sustitutiva, el enfoque está en la expiación, pues Cristo cubrió nuestros pecados con su justicia. Isaías 53:10 menciona la promesa de que Cristo pondrá “su vida en expiación por el pecado.”
Jehová quiso quebrantarlo,
sujetándolo a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado,
verá descendencia, vivirá por largos días
y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Isaías 53:10
  • La teoría gubernamental enfatiza la remisión, que significa “enviar lejos todas nuestras transgresiones,” ya que solo el odio al pecado por parte de todas las criaturas asegurará el alejamiento del mismo para siempre. Hebreos 9:22 afirma que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión.”

Y según la Ley, casi todo es purificado con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión. Hebreos 9:22

Aún quedan dos motivos adicionales que difieren de las teorías anteriores.

Teoría de la Influencia Moral

Esta teoría fue desarrollada por Pedro Abelardo, un teólogo, filósofo y monje francés del siglo XII, conocido por sus contribuciones al pensamiento teológico y filosófico. En el año 1130 publica Comentario sobre la Epístola a los Romanos, donde desarrolla esta teoría

Abelardo explica que la vida y muerte de Cristo en la cruz, al venir como Dios encarnado, «mostró su carácter de amor» infinito, que llega a cambiar el corazón y la mente de las personas. 

Este sacrificio nos motiva a responder con amor y obediencia, promoviendo el arrepentimiento y eliminando el miedo y la ignorancia. Al contemplar el sacrificio de Cristo, las personas son movidas a vivir vidas transformadas moralmente.

Son innumerables los textos que hablan del gran amor manifestado por Dios Padre al entregar a su Hijo Unigénito, tal como lo dice Juan 3:16, y muchos otros textos, de los cuales a modo de ejemplo te dejo algunos aquí abajo. 

También hay textos que hablan del amor manifestado por el Hijo en su sacrificio por nosotros, como se muestra en estos dos ejemplos.

Por otro lado, en el siglo XVI surge Lelio Socino, un teólogo italiano del Renacimiento, quien a lo largo de sus escritos y cartas desarrolla:

Teoría Ejemplarista

Esta teoría sostiene que Cristo vivió y murió como hombre para ser nuestro ejemplo supremo de amor a Dios y a los hombres. 

Mientras la teoría de la influencia moral de Abelardo hablaba de un amor tan grande manifestado en la cruz que cambia nuestros corazones, la teoría ejemplarista de Socino nos muestra un ejemplo de vida supremo que nos enseña cómo debemos manifestar ese amor hacia Dios y los hombres.

Abelardo plantea que la muerte de Cristo despierta el deseo de seguirlo, y Socino sostiene que la vida y muerte de Cristo nos enseñan cómo seguirlo. Esto coincide perfectamente con la enseñanza de la Biblia en Juan 13:15: 

Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Juan 13:15

También en 1 Pedro 2:21: 

Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas. 1 Pedro 2:21

¿Por qué Murió Cristo en la Cruz?

Luego de analizar todas las teorías entendemos los siete motivos por los que Cristo murió en la cruz, resolviendo los problemas que el mal había ocasionado:

  1. En relación con la creación: El mal afectó toda la creación, y Él, como el “segundo Adán,” hizo nuevas todas las cosas.
  2. En relación con Satanás: Estábamos esclavizados, y Él, como “Libertador,” nos liberó de esa esclavitud.
  3. En relación con Dios: Estábamos separados de Dios, y Él, como “Sumo Sacerdote,” se convirtió en el puente que nos reconcilia.
  4. En relación con la ley: Estábamos condenados, y Él, como el “Cordero de Dios,” pagó nuestra condena.
  5. En relación con el pecado: Cristo, como sacrificio perfecto, se hizo maldición por nosotros, desenmascarando la verdadera naturaleza del pecado.
  6. En relación con su amor: Siendo plenamente Dios, demostró que su amor es verdadero e infinito.
  7. En relación con su ejemplo: Siendo plenamente hombre, se encarnó para mostrarnos cómo debemos vivir.

Los autores de estas teorías a menudo refutaban o negaban algunas de las anteriores, sin embargo, cada teoría en realidad muestra una faceta diferente del ministerio de Cristo y su obra redentora. Cada teoría no anula a la otra, sino que la amplía y complementa.

Este es el rescate más glorioso, complicado y costoso de todo el universo, realizado por nuestro Redentor Jesucristo, quien, de manera asombrosa, combinó su amor infinito y su justicia perfecta.

Por CHRISTIAN JABLOÑSKI

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