No son pocos los versículos en la Biblia que nos hablan con bastante detalle sobre dos bautismos.
Como, por ejemplo, en Juan 1:33, nos habla de un bautismo del agua y del bautismo del Espíritu Santo. O en Hechos 1:4-5, donde también habla de ambos bautismos y siempre los describe como dos cosas diferentes.
En este post, vamos a analizar ambos: su importancia, sus diferencias y qué representan cada uno de ellos. Es un tema de vital importancia para todos los que de corazón deseamos ser parte de la familia de Dios.
Vayamos por parte. Existen dos etapas antes del Bautismo. El Espíritu Santo trabaja en todos los habitantes del planeta para que oigamos el evangelio y creamos.
Otras deciden creer, pero se quedan en ese nivel, y deciden solo creer, pero no aceptar a Cristo como su salvador personal.
Y aquellos que aceptan por fe el sacrificio de Cristo, dice el evangelio, deben bautizarse. Así de sencillo.
Ahora, presta atención, porque esto es muy importante. El acto de aceptar a Cristo, la Biblia lo llama “arrepentimiento” (μετάνοια – metanoia), que significa cambio de dirección. El arrepentimiento es un proceso que realiza el Espíritu Santo en nosotros.
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Toggle¿Qué representa el bautismo?
La salvación es un don gratuito que se obtiene “aceptando” por fe el sacrificio de Cristo. De esa forma recibimos el bautismo del Espíritu Santo, que no es otra cosa que un proceso de transformación que el Espíritu Santo hace en nosotros para convertirnos en una nueva criatura.
Ahora bien, ¿Cómo demostramos nuestra aceptación al sacrificio de Cristo y autorizamos al Espíritu Santo a que comience a transformarnos?
Con el bautismo de agua. La palabra «bautismo» quiere decir «sumergir».
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Hechos 2:38
Pero ¿eso qué quiere decir? ¿Que, si no aceptamos a Cristo, (es decir) si no nos arrepentimos, no podemos recibir el Espíritu Santo?
Exacto. El Espíritu Santo trabaja en todos para que oigan y crean, pero recién cuando lo aceptamos, le autorizamos a obrar en nosotros de una forma diferente.
16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” Juan 14:16-17
La Biblia enseña que Jesús es el único medio por el que podemos obtener la salvación. El único.
«Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.» Hechos 4:12
“pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre” 1 Timoteo 2:5
Ese es el pacto eterno y el único camino a la Salvación. Al bautizarnos estamos aceptando ese pacto.
Que Jesús muere en nuestro lugar y tomamos su vida perfecta. Es el comienzo a una nueva vida. No es una graduación sino un nacimiento.
3 “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Romanos 6:3-4
Por eso, el aceptar a Cristo es ser transformados a través del Espíritu Santo a imagen y semejanza de Cristo. Esa transformación es el bautismo del Espíritu Santo.
Diferencias entre el bautismo de agua y el del Espíritu Santo.
El bautismo de Agua lo realizan los hombres. Normalmente lo realizan las autoridades eclesiásticas que están autorizados para dicho fin.
Mientras que el bautismo del Espíritu Santo lo hace Jesús.
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mateo 3:11
“Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.” Juan 1:33
“Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Hechos 1:5
El bautismo con agua es público y visible, mientras que el bautismo del Espíritu Santo es privado e invisible. Es una experiencia interior y personal que no necesariamente muestra señales para los demás, más allá de los frutos que el Espíritu Santo desarrolla en el creyente.
El bautismo de agua es una sola vez, mientras que el bautismo del Espíritu Santo es diario. ¿Por qué es diario? Porque, además de entrar, cada día decidimos permanecer. Dios nos da la libertad de irnos cuando queramos o de permanecer y crecer cada día espiritualmente.
Y también es diario, porque mientras el bautismo de agua se completa en un solo acto, el bautismo o el derramamiento del Espíritu Santo es gradual. Tal como mencioné anteriormente, el bautismo del Espíritu Santo es una transformación, un crecimiento espiritual diario y gradual.
Después de que Jesús resucita, la primera vez que se les aparece a los discípulos, dice en Juan 20:
“Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” Juan 20:22
Pero luego varios días después, justo antes de que Jesús ascienda al cielo, en Hechos 1 él les dice a sus discípulos, que iban a ser bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Refiriéndose al derramamiento del Espíritu Santo que tuvieron en el Pentecostés.
“Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” Hechos 1:5
¿Pero como? ¿no lo habían recibido ya antes? ¿la primera vez que los vio después de resucitar?
Si, Pero el derramamiento del Espíritu Santo es gradual y ocurre a lo largo de toda nuestra vida. Por eso, la Biblia al referirse al derramamiento del Espíritu Santo usa frases como:
«… Una doble porción de tu espíritu sea sobre mí» 2 Reyes 2:9
«… Dios no da el Espíritu con medida» Juan 3:34
«… Sed llenos del Espíritu Santo». Efesios 5:18
No es casualidad que el candelabro del lugar Santo, que representa al Espíritu Santo, y el lavacro del Atrio, que representa su bautismo, sean los únicos muebles del Santuario de los cuales Dios no dio medida.
Ambos bautismos (el del agua y del Espíritu Santo) son muy importantes.
La importancia del bautismo del Espíritu Santo.
Solamente repasando el libro de Juan, nos daremos cuenta de que el tema del bautismo del Espíritu Santo era prácticamente uno de los temas centrales de Jesús.
Ya el capítulo 1 Jesús es presentado como el “que bautiza con el Espíritu Santo”
En el capítulo 3 Jesús le dice a Nicodemo “…quien no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.”
En el capítulo 4 le dice a la mujer samaritana, que el que bebiera del agua que el daría, será en él una fuente de agua para vida eterna.
Simbolizando con el agua, al Espíritu Santo, tal como deja claro Juan en el capítulo 7, donde Jesús vuelve a usar el mismo símbolo diciendo en voz alta a la multitud: “…el que tiene sed, venga a mí y beba” y así “de su interior correrán ríos de agua viva.”
En el capítulo 14 Jesús explica que es el mismo, el que ruega por el Espíritu Santo. En el versículo 26 dice que lo recibimos en su nombre. Y en Juan 15 que es Jesús el que lo envía.
Pero en todos los casos, explica, que el Espíritu Santo procede del Padre, a través de él. (de Jesús) Dejando bien en claro, que toda la trinidad, trabaja en nuestra transformación y salvación.
La importancia del bautismo de agua
Es muy importante, porque como hemos dicho antes, representa nuestra aceptación y autorización de ser transformados por el Espíritu Santo. El pacto que hemos mencionado.
Un pacto es un contrato entre dos partes. Recuerda que la Biblia está llena de terminología jurídica porque el conflicto entre el bien y el mal es un conflicto legal. Por eso hay juicios, un juez, un abogado que es Jesús, un acusador que es Satanás, etc.
Aquí te dejo un enlace a uno de mis vídeos donde hablo de cómo la Biblia explica el perdón de Dios a través de cuatro palabras con terminología jurídica.
Esto significa que, aunque Cristo nos ofrece la salvación gratuitamente por gracia, nosotros tenemos que adherirnos, aceptar y firmar ese pacto. Y lo hacemos por fe a través del bautismo.
Es como si alguien te regalara una casa. Hasta que no vayas al escribano o al notario y firmes la escritura a tu nombre, la casa no es tuya, aunque ya esté pagada.
Bueno. El bautismo es nuestra firma de aceptación. Así de sencillo.
¿Es indispensable el bautismo del agua?
La Salvación es dejar que el amor de Cristo nos transforme a través del Espíritu Santo, a su imagen y semejanza.
El acto de dejar (permitir, aceptar) que el amor de Cristo nos transforme, la Biblia lo llama arrepentimiento. Y si bien el arrepentimiento es un proceso que dura toda la vida, el primer paso es el bautismo.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Hechos 2:38
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Marcos 16:16
Es como en un matrimonio. Imagínate que el novio dice a la novia: «Te amo y te amaré toda mi vida». Entonces la novia dice: «Si me amas, cásate conmigo». Y el novio dice: «No, te amo… pero no me caso».
Bueno, la experiencia del bautismo es análoga a la experiencia del matrimonio.
De la misma forma que el acta de matrimonio certifica que ahora el hombre y la mujer son una sola carne, miembros de la misma familia, el acta de bautismo certifica que somos miembros de la familia de Dios.
Sí, a diferencia de lo que mucha gente cree, no todos son hijos de Dios. La Biblia enseña claramente que algunos son hijos de Dios y otros no. ¿Quiénes son los hijos de Dios?
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” 1 Juan 3:1
“Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Juan 1:12
42 «Jesús les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais … 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” Juan 8:42-43, 47
«Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.» Romanos 8:14
Hasta aquí hemos explicado qué es el bautismo. Después de oír y creer en el sacrificio que Cristo hizo para salvarme, el bautismo es un rito donde expreso públicamente que ahora acepto lo que Cristo hizo por mí, y entonces lo acepto como mi salvador personal.
El bautismo por inmersión simboliza el proceso de morir y ser sepultado con Cristo, mientras que emerger del agua representa la resurrección con Él.
Por lo tanto, se considera que el bautismo por inmersión es el único método bíblico que cumple con este simbolismo, mientras que la práctica del bautismo por aspersión o el bautismo por efusión se originó como resultado de la práctica no bíblica de bautizar a los infantes.
Se le pueden encontrar mil explicaciones lógicas y coherentes de por qué no hacerlo como la Biblia dice que lo debemos hacer.
Pero lo que sí es seguro es que Dios siempre fue muy celoso de la forma en que se debían realizar los ritos, porque los ritos representan verdades espirituales, y cambiar la forma de aplicarlos distorsiona las enseñanzas que estos ritos representan.
Que “No” es un bautismo
Bueno. Justamente todo lo contrario a lo que venimos explicando:
Mojar por aspersión o mojar por efusión no son bautismos, ya que bautismo quiere decir “sumergir”.
Cuando se practica en un bebe
- que ni oyó,
- ni creyó,
- ni puede aceptar nada,
- sin que pueda elegir porque ni siquiera entiende lo que está sucediendo,
Eso querido amigo, no es un bautismo.
Y en este punto, como en muchos otros, entra en juego si crees en lo que dicen los hombres o si crees en lo que te pide Dios. El mojar a un bebé es una obra maestra del engaño del enemigo, y es peor que no hacer nada.
Porque si tú no realizas el acto de aspersión al bebé, por lo menos el creyente, cuando crece, sabe que no está bautizado.
Pero si tú realizas ese pseudo bautismo a un infante, no solo no lo estás bautizando, sino que además le quitas al creyente cuando crece la necesidad de realizar el verdadero bautismo, que es el que Dios pide.
Estamos todos de acuerdo, porque la Biblia es muy clara, que el bautismo del Espíritu Santo es indispensable para nuestra salvación.
Pero la pregunta permanece: ¿Es indispensable «el bautismo bíblico de agua»?
Bueno. Es obvio que si una persona enferma, postrada en cama, no se puede levantar y acepta a Cristo en su corazón, no se va a perder por no poder bautizarse por inmersión.
Pero en la Biblia no hay una lista de los motivos que nos eximen de ser bautizados en agua tal como la Biblia explica. Y tratándose de mi vida eterna, yo no me arriesgaría.
Especialmente tomando en cuenta, que el bautismo es el acto por el cual:
- Certificamos públicamente que aceptamos a Cristo como nuestro salvador personal
- Firmamos el pacto con Dios
- Y Nacemos espiritualmente y pasamos pertenecer a la familia de Dios. Sus hijos por derecho legítimo.
Que Dios te bendiga para que, si aún no has dado el paso del bautismo bíblico, te animes a darlo y empieces a experimentar la aventura más maravillosa de este mundo. El nacer de nuevo y crecer espiritualmente como miembro de la familia de Dios.
Y si ya estas bautizado, Que Dios te bendiga, para que día a día Cristo te dé más medida del Espíritu Santo.
La forma en como Cristo nos salva es tan simple, que la puede entender hasta un niño de 10 años, pero a la vez tan compleja, que será tema de estudio de los redimidos por la eternidad.
En este post hemos visto un resumen de lo que la Biblia enseña sobre como Cristo nos salva, con énfasis en el bautismo. En el próximo post de esta serie, seguiremos profundizando en el mismo tema, con énfasis en el arrepentimiento. Una obra que también realiza el Espíritu Santo en nosotros.
Por CHRISTIAN JABLOÑSKI
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